miércoles, 12 de octubre de 2011

La anatomía del cerebro y otras cosas…


La constante preocupación por encontrar la terminología correcta que implica la enseñanza de inglés para fines específicos es algo muy motivador para mí, ya que también implica adquirir conocimientos más profundos de estos campos. Leer revistas y libros especializados, por lo tanto, se convierte en una parte importante del trabajo de fondo para las clases.

Aun cuando la tradición de enfermeras y médicos en la familia no la iba a continuar, yo que quería trabajar con las lenguas desde joven, el cuerpo humano siempre me ha interesado. El sector médico también me atrajo mientras cursaba mis estudios en traducción e interpretación, terminando con una propuesta didáctica para intérpretes en los servicios sanitarios. Pero no fue hasta tener la oportunidad de enseñar el inglés médico cuando pude aplicar algunos de los aspectos de ese proyecto y los estudios pasados a mis clases.

Los cursos de inglés médico me han enseñado mucho sobre la búsqueda y transmisión del lenguaje especializado a profesionales de este sector y del de la traducción. El reto no sólo consiste en mantener actualizada la terminología, sino también en facilitar el aprendizaje y el uso de la misma, y de dónde encontrarla, a grupos de nivel mixto en inglés. Evitar que caigan en la tentación de inventarse palabras, llevados por la similitud ortográfica y de significado de bastantes palabras, y asegurarme de que reconocen los distintos “tipos” de inglés médico y los tabúes culturales que nos impiden usar términos explícitos para ciertas funciones del cuerpo también son aspectos importantes e interesantes del curso. Pero como profesora de inglés, la riqueza que me aporta estar trabajando con médicos, enfermeras y traductores es sin duda una de las cosas más bonitas del trabajo.

Si te ha gustado este post quizás también te interese leer...

Buenos propósitos para el nuevo curso

Trial and error

Cheers

No hay comentarios:

Publicar un comentario