
Hoy, día 30 de Septiembre se celebra el homenaje al maestro, una iniciativa de la FAD destinada al reconocimiento de la importancia de la educación en nuestra formación como personas, como se expresa en el Manifiesto del Maestro escrito por José Antonio Marina.
Además, el próximo 5 de Octubre se celebra el Día Mundial de los Docentes, iniciativa conjunta de la Internacional de la Educación y de la UNESCO.
Desde Educación Digital hemos pensado que es una gran ocasión para contribuir con nuestro propio homenaje y nos gustaría contar con vuestra participación. Pensando en mi propia experiencia, no puedo ignorar el hecho de que toda mi familia está y ha estado relacionada con el mundo de la enseñanza y tengo la suerte de contar con magníficos ejemplos de buenos maestros en mi entorno más cercano. Debo mencionar especialmente a mi madre y a mi padre, que nos han transmitido siempre el amor y el respeto por esta profesión.
Hoy me gustaría recordar a dos personas que me marcaron de un modo especial en mi vida de estudiante.
En el colegio, la señorita María Dolores, nuestra señorita de quinto de EGB. Sabíamos que era alguien especial, pero sólo al hacernos mayores nos dimos cuenta de lo revolucionaria, de lo “moderna” que era en su forma de dar clase. Sin descuidar en ningún momento la enseñanza de las distintas asignaturas,nos acercó a una perspectiva completamente diferente de lo que era una clase, nos hacía jugar, nos enfrentaba a la vida. Escribimos el diario de nuestras vacaciones de Navidad, y esa experiencia me gustó tanto que continué escribiendo mi diario y disfrutando al escribir, en general. Durante muchos años mantuve una preciosa correspondencia con ella e incluso tuve ocasión de visitarla siendo yo una estudiante de Derecho, muchos años después.
En el instituto, Paco Liñán, profesor de Literatura, en tercero de BUP y COU. El primer día de clase nos recibió con las pregunta “¿Cuántos libros has leído?” y “¿Cuál es el título del último libro que has leído?” Estas dos simples preguntas generaban un desconcierto total en el aula, y recuerdo perfectamente el brillo de sus ojos, entre divertido y curioso mientras escuchaba nuestras respuestas. Con él aprendimos a analizar, a investigar y a disfrutar de la poesía (recuerdo especialmente cómo trabajamos con Miguel Hernández y Antonio Machado). Además nos permitió descubrir a autores como Antonio Muñoz Molina (El invierno en Lisboa, con 16 años, fue una experiencia inolvidable) Félix de Azúa o Julio Llamazares.
Estas dos personas, siendo muy diferentes, tenían algo en común: nos enseñaron de otro modo, nos hicieron otras preguntas, nos propusieron retos y produjeron un cambio en nosotros, que es uno de los mayores logros de la enseñanza.
A ellos, a todos los docentes, va dedicada esta entrada,
¡Ahora os toca a vosotros!
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